Muy claro y descriptivo el chiste gráfico que he encontrado y que ha inspirado mi post de hoy. Viene a decir: «Alguien que dice llamarse cliente dice que quiere algo llamado servicio».
Todo lo que tiene que ver con la Atención al Cliente es un tema con el que estoy altamente sensibilizado, no sólo porque mis inicios profesionales fueron en este campo, sino porque además la buena educación y el respeto son valores que tengo muy en cuenta en mi día a día y que por «defecto» observo en las personas.
Me asombra lo mala que es, en general, la atención al cliente en nuestro país, al menos por lo que a mi experiencia personal se refiere. Servicio de bares/restaurantes en los que parece que el personal te está haciendo un favor cuando te atiende, trato descuidado – por no decir inexistente – en tiendas de ropa y demás…
Parece que las buenas maneras forman parte de un siglo que ya dejamos atrás, que hoy en día, como imperan las prisas y el ajetreo, la gente ya no está para dedicarte tiempo, para darte un servicio por el que igualmente acabarás pagando. Las personas transmitimos mucho con el lenguaje del cuerpo, por lo que una sonrisa y una mirada a los ojos cuando se acerca el camarero/a y dice «aquí tiene su café» sería suficiente para dar un servicio correctísimo.
Ello contrasta claramente con lo que uno se encuentra el los países asiáticos, donde el servicio, también en general y según mi propia experiencia, es excelente. No importa la categoría del hotel. Importa la tradición, la procedencia de las personas. El que es asiático lo es esté donde esté. Y ello lo comento porque estos últimos días que he estado en Dubai, me he alojado en un hotel más que correcto, en el que el personal era de procedencia India y Pakistaní, y fuera donde fuese que se cruzaban conmigo se paraban a saludarme. Incluso recuerdo un día cuando salía de mi habitación para coger el ascensor, uno de los trabajadores apagó su aspirador sólo para decirme «Good Morning sir». Y me parece increíble!! Sobretodo por lo que estoy acostumbrado aquí en España.
Ahora bien, no todo son críticas negativas, ni mucho menos. Sin ir más lejos, dos episodios que me han ocurrido recientemente: uno, este fin de semana en la Fira de l’Avet de Espinelves, donde comprando jabones y cremas hechos por la misma chica que los vendía, al momento de pagar y entregarme el paquete me dedicó una sonrisa después de haberme dicho «muchas gracias» con una sinceridad abrumadora. Y el otro caso, hace unos días alquilando un coche en el que el navegador no funcionaba correctamente: después de ponerlo en conocimiento de la chica de la compañía que gestionó el alquiler, me llamó amablemente al cabo de unas horas para decirme que me devolvía el importe del alquiler del navegador y que me pedía disculpas por esa situación, que iban a retirar el navegador cuando volviese, etc.
En definitiva, que vivimos en un país en el que las buenas maneras a la hora de atender al cliente dejan mucho que desear. Un país como el nuestro, que concentra una masa tan grande de turismo cada año, debería aprender a tratar mejor al cliente. No hablo sólo desde el punto de vista del turismo, hablo también de poder llegar a evitar situaciones en las que cuando te devuelven el cambio no te lo tiren encima del mostrador, sino que te lo den en la mano directamente.
En fin, que nos queda mucho que aprender todavía. Hay países subdesarrollados que, sin embargo, en este punto están a años luz por delante de nosotros. Interesante alarma…¿alguien la tendrá en cuenta?
La reflexión es muy buena, pero lo que pienso es que no nos queda mucho para aprender, sinó que lo peor es que ya lo hemos perdido y lo que cuesta es recuperarlo…Un besssana
Sí, jo també ho penso que ho hem perdut, però em costa d’acceptar…L’educació ja no és el que era!Un petonet!